Gotas caen,
se escurren los años
a través de la ventana de mi historia,
se esconde mi retrato
en el reflejo de las gotas
y mis ojos se evaporan con las memorias
que terminan en el olvido,
todo parece una ilusión,
cambiante es su constante
y sueño con el fin de tanta tribulación.
Pasa el tiempo,
se limpia la ventana,
las cortinas se abren,
lo que ahora veo
no se parece
a lo que recuerdo de mí,
las arrugas recorren mi cuerpo
siendo mi desilusión
la que se permea
a través del vidrio
hasta volverse mis ojos
y sueño con añoranza regresar
a lo que no soy más.
De tanto limpiar,
no creer lo que veía,
se abrió la ventana
y sentí a la brisa inspirar mi mirar,
nunca pensé que mi reflejo
fuera una falsedad
y que lo infinito detrás del vidrio
fuera la realidad, y así,
tomé lo que sabía de mí y lo olvidé,
era tanta la plenitud…
Que mis años se evaporaron
y salté hacia la eternidad,
no hay había más que temer,
no había ventana,
sólo la verdad
detrás de mi pensar.