Enredadera de azucena
Suena que suena, suena a enredadera, cubriéndose de azucena. Su azúcar te enreda al instinto que aclama: ¡Libertad! Te apresa el aroma que se expresa antes de que dé fruto su ausente flor. Para aliviar tu pena, llueve un arcoíris y observas que lo blanco y negro se disipa entre la tormenta del tiempo. ¡Quién fuera a creer que al tocar a la enredadera ésta perdería su verde y su aroma se convertiría en flor! Huele que huele, huele a azucena. Se cubre de luz y en su corazón crece un prisma que le devolverá su color. Lo que parecía perdido era una ilusión hecha tentación. ¡Suelta la obsesión! Sólo espera y verás cómo se libera tu sol entre tanta imaginación.