Anhelando una respuesta
la impotencia
de ser tan vejado
en tu alma
por tanto tiempo,
la sed de justicia
tan anhelada,
no se ve en sí esperanza.
No es suficiente
la falta de amor
en este mundo,
para derrotar la esperanza,
son contadas las noches
en donde miro al cielo
para sentir nuevamente
lo inalcanzable,
eternidad.
Tan pequeños somos,
tan enorme
el peso cargado en la vida,
sin pedirlo,
aceptando
lo que apenas
se puede sobrellevar.
Cuando obscurece,
las tinieblas desean aparentar
lo que en las noches
es trascendental,
buscan en la obscuridad
la respuesta de la eternidad.
Las sombras
parecen adormecer,
sin embargo,
sin olvidar,
deciden aguardar
hasta el momento
de solaz.
Ellas sin poder tocar,
sin fabricar,
Imitan lo hermoso.
El canto del alma
nunca se les oirá pronunciar,
viven sin existir,
títeres de aquellos
Que algún día morirán.
Soñé una vez,
en encontrar
un pequeño espacio,
donde se habitaría el amor
como fuente de toda perfección,
y en ese instante
mirar al cielo
y ver
La música que nace.