La palabra amor
llena de oxígeno mis pulmones,
fabriqué un paraíso
en donde las cadenas me ahorcaban,
queriendo tener la vida en un vaso,
se termina admirando
la maravilla del vidrio.
Sí, una sola palabra
abrió el abismo de la felicidad,
sin pedir nada a cambio.
Sí, vi en el cielo,
sin querer,
de repente,
un instante inolvidable.
Los paraísos dominan la mente,
caen sobre los pies rosas del ayer.
Las maravillas de mi mente
se contraen al sentir
la única vía a la felicidad,
amor.