Buscando vivir en ti
creer en palabras vestidas de muerte,
jamás fui la razón de tanta melancolía,
aún así, caí.
Fue ese mi abismo, triste que no morí,
tuve el alma tirada, en el asecho me convertí
en el aire que respiras.
Llegando a tocar el cielo me pierdo,
al tocar tus pulmones muero,
es imposible ver la manera
en que los cielos terminan.
No quiero volver a atraparme
entre los alveolos nublados,
es aquel lugar donde me llego a desvanecer.
Durante lo que lloré,
encontré las maneras de huir de ti.
Siempre hallando la manera
de regresar a ese lugar,
muerto para mí.
Visitando los orígenes de tu respirar,
me desilusioné,
ya no había manera
de llegar a tus miradas
filtrantes, conjurantes, conjugantes.
No era importante lo que lograbas imitar,
no había palabras en las noches solitarias,
sólo llegaba a necesitar
un poco de tu resignación,
un poco de tu imaginación.
Sólo necesitaba oír
la manera en que me inhalabas,
sólo necesitaba la manera
de ser eterna en tu sangre.
Triste saber que fui exhalada
de tu bello ser,
terminando en el cielo,
en las nubes buscándote,
olvidándote hasta morir.