Amarse sin retornarse
Me equivoqué, me volví a equivocar, errar tras errar, me juzgo alienada de la luz circundante cada vez que sin querer caigo a una perspectiva quebrada por el delirio de creer sin saber ver el fondo del comprender. En esa intimidad, verde hay, se multiplica, hojas salen de su nido secreto para iluminarnos una vida que asumimos sería caricia y terminó siendo avaricia. Peleamos al otro sin ver nuestro errar, sin acertar categorizamos a los demás, sin entender nos alienamos dentro de cajas miniatura sin agujeros, ni colores para crear, respirar o ser aceptado a pesar del errar. Si te equivocas, lo harás dos, tres, exponencial, crecer es errar, pero lo que nos tumba es no aceptar esta debilidad. Si arrogante es, perdido está. Se juzga como juzga, le duele como si no aparenta, alienado se pregunta, ¿tengo suficiente luz? Por eso lastima, inseguro no ofrece una perspectiva honesta, sino repite lo que se le ha dicho es verdad, ahora entiendo: Me equivocaré, se confiesa no para pedir perdón sino para aceptar al otro como deberíamos aceptarnos después de errar. Aunque no logramos lo que profesamos merecer, debemos dar lo justo para sentir que somos amados. Lo justo es alcanzar a amarse sin retornar a la ignorancia.