¿Árboles desnudos por mí?
Me pregunto si lo árboles viven desnudos por mi derrochar.
El consuelo calla mis labios entreabiertos,
locura fugaz alimenta el deshojar.
Caen entre sueños y dulce suspirar
el último pétalo otoñal,
reciben los menesteres de mi sutil graciosar.
Me deshojo perdiendo el triste revolotear,
aquel camino dormitado,
recogió mis apagadas hojas suspiradas,
envueltas de ti,
goce azulado al deshabitar.
Fuiste el brillo del cielo,
luz en el ahogo,
condena en el fracaso,
estrella en la soledad,
elevando mi espíritu al encuentro escondido,
lluvia fracasada al expirar.
Los destellos pertenecientes a la muerte,
combinaban el espíritu a brioso,
el amante pernoctado caía en mis brazos angostos,
en anchas bondades se olvida la caída
de la tormenta en hoja.
El viento susurraba el crispo de su mágico,
me recuerda que me enamoré de ti
veneno embriagante al punzar.
Sin añorada claridad realizó
las respuestas a mi cuestionar.
Fui yo el efímero,
sin sombra,
paseo derretido en un angosto deshojar,
el causante de su penar,
anhelo absorto en la noche transitada,
desafiantes entregan el otoño a mi conciencia,
penumbra del silencio al amar.