Badián
perteneciendo a los astros,
mira lentamente
a mis lágrimas compartidas,
sus brazos
no alcanzan
mi sed de ti,
herbácea delicadeza
penetra mis ramificaciones,
olfativa estrella
combina el anís,
tocando mi matiz.
Se derrama
el aceite
en mi túnica,
la vestida
de perla cetrina,
tiene el diario
en su follaje,
nos explica
en sumario
el derive
de sus anchas.
Mírala,
continúa sollozando
la remembranza
la ata
al pazguato,
en sus esmeradlos
brazos
el marbete
se leía:
«Quitasol recién abierto.»
alguien la quería ultimar,
alguien se disfrazó de mar,
lentamente la extinguió.
Es por ello,
que me ve desde los soles,
llena de aljófar,
con los ojos
de aloja con azúcar,
cayendo las olas,
sobre mí,
tuyas y mías,
colaboradas.