Callé y me amaste
tanto he deseado decirte,
pero no lo hecho,
he callado.He ocultado mi cara
y no te la he querido mostrar.
Si pudiera o tan sólo me atreviera
decirte dos palabras, tres quizá,
pero no he podido acercarme lo suficiente.
Lo dije ocultándome tan lejos de ti
que nunca imaginarías que estaba ahí.
Y grité: Te amo.
Lo hice y tú ya no estabas.
Eso creí hasta el día siguiente
al mostrar mi cara,
te quedaste viéndome fijamente
y yo sólo baje la cara,
tocaste mi barbilla,
levantaste mi cara,
te veía a los ojos
y me dijiste:
Yo también.
Yo no entendía nada,
sólo conocía la confusión
en ese momento.
Me dijo después
con su mano
todavía en mi barbilla:
Te oí.