Cruz en el camino
las lámparas
observando sigilosos
a la cruz enterrada
por el dolor
de los vivos.
Pasando el tiempo,
la hierba crece seca,
el sol no reposa
sobre ellas,
tampoco se dignan
sus ojos a girar,
sabe entre líneas
que el real puente
a la arboleda,
inmóvil
pertenecería
al polvo azulejo,
arrancándole los pies
al ser,
serpiente susurra
el destino sangriento,
dejando la vida en él.
A veces,
se pregunta
si su espíritu
se ahoga
debajo de la luz,
inspira,
espira,
su aliento boscoso
derrama añoranza
a toda su esperanza.
Captivo en el azar,
sospecha, gozando
el transitar,
sucedería a la fecha,
de mi pronunciar,
dejará las cadenas
olvidando el suspirar.