El camino al amor es la libertad
El camino al amor es apolítico. El amor no comulga con la autoridad. El camino al amor es auto-regulado, apasionado y considerado, pero el hombre en su desconfiado delirio aún no conoce tal actuación y confunde a la articulación con el corazón. El camino al amor habita en las casas de ambos soldados, pero lo que nos libera no es la bandera sino la transformación interna que respeta como clavo de roseta que se ensancha al absorber la magnitud del sol, esfera de libertad. Si hoy no vemos libertad, es por la sombra del egoísta que critica sin entender que su voz es hueca al gritar por revolución, hueca al gritar por sumisión, hueca por ser gritos de la misma moneda al forzar su visión. El camino al amor no forza al ciego a ver, sino se aquieta, y quieta, se revela en amor. Por eso si el amor es anarquista, éste deja de ser anarquista por ser amor, con él, desaparece el poder que anhela conquistar al otro, al ser así, aprendes a ver a través de los ojos del mundo que no es como tú, y aún así, lo respetas aunque no lo aceptas. Pero... si insistes en destruir a la capital, si insistes en destruir a lo social, como agria leche no has entendido nada de la verdad, porque esa crítica no es diferente del objeto que limitas, sigues buscando poder por el poder donde serás esclavo del pensar como intellectual, serás esclavo del poder como demagogo, serás esclavo de la ilusión como político, serás esclavo de la utopía como revolucionario, serás esclavo del querer como narcisista, serás esclavo del otro como yo de ti, si no te amo desde el fondo de mi imaginación, y trasciendo mis propios límites, hasta estallar en la frontera de la realidad. Esa frontera es el comienzo de la libertad, donde por amor uno suelta el querer poder sobre el otro, y eso requiere ser más rebelde desde el interior para resistir las ideas que te jalan hacia un lado y el otro, ambos tiranos, porque aún no entienden que el camino a la libertad es el amor, el amor que ilumina el conocimiento, el amor que construye puentes, el amor que defiende a la empatía, el amor que enciende a tu entendimiento y te hace oscilar al ritmo de la verdad. Por eso el anarquista más rebelde es el que deja de ser anarquista porque está enamorado de lo que no es como lo suyo, y aunque no lo acepta, lo absorbe como propio, y con tal entendimiento deja que florezca una libertad fundamental, la libertad a ser uno mismo comprendiendo lo que significa ser el otro. Sólo así crecerán flores honestas en un campo de borregos con sombreros rojos que intentan comerte e incitan a la violencia, pero tú, como flor cuyas raíces no están arraigadas a la tierra, volarás libre sin importar cómo te quiera atar el otro porque tu libertad va más allá de los confines de tu cuerpo, y aunque ésta es necesaria para vivir en paz, sin la otra, ¿de qué sirve andar por las calles si tu mente es esclava del otro?