En la pecera
reposando sobre mi piel,
logro enrojar mis mejillas,
ese encuentro elevado me lleva,
me envuelve con las burbujas atrapadas,
buscando la salida,
hacia arriba.
Los peces me rodean
perfumando su camino aleteado,
el deslice suave de tu respirar me trae tu recuerdo,
ese alcanzante de nuestra inhumana realidad.
Ferviente suspirar ha caducado el agua estancada,
esa cuando dejas mi alma en reposo,
condenado a los peces vivir escamado
en el derretir del cielo que te regalaba,
y a veces me dabas.
Y ahora callo, este encuentro,
este suspiro viajando
a la atmósfera de tu corazón.