Eres la noche tracionera
mentira idiotizada,
fabricando noches idealizadas
en moradas desechables.
Eres el fin de las palabras arrugadas,
funcionando con el reloj
como tu cómplice aplastado,
deja en el buró cualquier esperanza
del latir a media madrugada.
Eres el deseo de odiar
alimentado por el extraño amar,
ese que dejaré en el buró de nuestra fugaz memoria,
hecha del olvido cruel,
y miro al jamás.