Extática imaginación
Lina Ru
Extática imaginación
Desde el horizonte que no habla parado en la nada estoy. Fijando la mirada al precipicio de la imaginación [que me dices es] prohibida. Pensando en la falla de San Andrés, santo de palabra, mártir de televisón: ¿Quién te enojó tanto que perdiste la calma? ¡Hipócrita! Dijiste que todo conocías y lo único que me dejaste fue una falla. Me duele tanto esta grieta que… Parado en el abismo, mirando a la nada; soy un sueño esperando aprender a volar. ¿Quién me dijo que era imposible? Tú, santa falla, que en San Andrés estás perdida. ¿Por qué te confío tanto ahora que no estás? ¿Por qué sigo fiel si ahora mirando a la nada entiendo a mis fallas? ¿Por qué me confundes entre tus grietas si el que está fallando es quien me dice que debo conciliarme con su verdad para ser libertad? ¡Hipócrita! ..:.::…:….::. Está temblando. ..:.::…:….::. Es hora de partirte. ¡Vete y déjame en donde estoy! Por fin, sin ti, aprenderé a elevarme entre sueños y extática imaginación.
Este poema está exponiendo los conceptos de un lugar, la equivocación humana como falla y la religiosidad o «espiritualidad» hipócrita. Mientras nos creamos que somos seres limitados a lo que se nos indica como la verdad, pero realmente no sentimos, seremos hipócritas. La única forma de salir de ese círculo vicioso de hipocresía es viajar al vértice de nuestra percepción y en ese lugar soltarnos a lo que se nos dice es imposible, la extática imaginación. En ese momento, nuestras fallas se vuelven un lugar, deja de ser la idea de lo que «nos creemos» ser y ahora es posible observarlo desde un ángulo más honesto.