Flor sobre el mar
Lina Ru
Flor sobre el mar
En el silencio cautivador, no existe el dolor, cada pensar es una flor sobre el mar. Vuela con ritmo, conoce su color, se extiende sobre el sol queriendo explicar su intención. Intenta que sople el anochecer sobre la pradera del delfín donde no existen imposibles sólo enigmas esperando ser explorados por cada flor que navega sobre el piélago de la verdad. Cuando está ahí, presente, no existe horizonte más cautivador que el suyo amanecer cuando encuentra que no tiene permanencia sólo marea hecha voz. Voces delicadas, como música melódica ama lo que eres soltando tus prejuicios, más aún, regálate, que en un juicio se evapora la demanda si el que juzga se percata que el mismo se está juzgando al juzgar… Lo que parecía objetivo, realmente era subjetivo por analogía. La ley, sí, las voces, se interpretan como mi pensar hecho flor sobre el mar que hoy me dice y mañana me dejará.
Si dices que tu pensar es subjetivo, por consiguiente todo lo que nace de ella es sujeto a una interpretación. Si dices que tu pensar es objetivo, entonces todo lo que nace de ella debe estar sujeto a una capacidad de verse uno mismo como un espectador. El pensar es subjetivo, así como objetivo. ¿Cómo saber distinguir una de otra? No existe solución más que la introspección. Estar consciente constantemente de todo lo que aparece en tu mente. Al tiempo, podrás distinguir tu desviada percepción a una iluminada concepción de lo que te sucede. Poco a poco, la desviada percepción se va deshaciendo dando lugar a una forma clara y pura de «interpretar», cada vez más apegada a la realidad. No se puede dejar de interpretar hasta que llegue un punto donde la interpretación es desviación. Se reconoce este hecho, se ve con amor, para así sólo escuchar y entonces la verdad está presente como inmersante paz.