Habitante del engaño
parece desvanezco en el cielo de tu mirada,
cuando en engaños vivo,
el tiempo cae sin sincronía.
El triste deshabitar de una voz trastornada
convierte el tiempo en una vaga ilusión condenada.
Llego a ser torpe,
cuando mi aliento te recuerda,
cuando mi voz cabecea,
los días se vuelven lluviados
cuando el sol se rebaja.
Cuando recuerdo mis errores caigo en desdén,
envuelto de miseria por el engaño cometido,
coraje se desliza por mis venas, el respirar hosco,
no entiendo la locura de ese proceder.
A veces parece que prefiero los cuentos fabricados,
pero recuerdo los delitos del callar, el deseo desahogado,
recuerdo el dolor postergado y la falta de añoranza.
¿Otorgaré el deseo al buró de mi alma?
Parece que sospecho del humo nublando mis ojos fijos,
así falleciendo, miro mi alma, lo dejé vaciada, lo logré.
Se fue a dormir,
la orca del engaño de quedó ahí,
en el inmerso olvidar,
dejándolo cerrado el engaño hasta previo aviso.