Manteca de justicia
asquea mi mente, mi alma,
tantas noches transitadas en un lugar perdido,
lleno de gusanos, lleno de suciedad.
El lugar pertenecía a la serpiente caída,
su cabeza recién madrugada,
contenía el veneno de una nación violentada,
manteca agria corría por sus pulmones,
mentiras álgidas eran el camino pronunciado.
Los escuchaba otorgar el crimen al alienado,
inocente perfume deslavado
escurría en su recuerdo,
veían al liberado con ojos avariciosos,
perlas se abrían en sus manos mantecadas,
dolor me sentenció,
justicia me velaba,
el delicado fin perpetuaba,
lloraría mi alma en el lugar ensuciado,
lavaría fraudes entrometidos,
volcándome ese aire de esperanza,
seamos esa esperanza.