Paró el reloj
el reloj dejó de caminar,
me hallé donde nunca amanecía,
pero no morí.
Caí, en ese instante,
en el sueño más profundo de mi vida,
se creó ante mí,
todo lo que alguna vez temí,
no tener.
Luces en mi alma
encendieron el camino desgastado,
ahora sin transitar,
nunca perdiendo el porqué
de tanto comenzar.
Nunca será caótica
la manera de olvidar,
parar el tic-tac,
iniciar lo que no se ha de hallar,
diste fuerza donde no hay energía,
mueres al igual donde había vida,
aún así decidiste arriesgar,
y así morir.
Ximo Segarra dice:
«Después de tanto esperar
el reloj dejó de caminar.»
Y con el reloj parado
todos los rincones del mundo
se pusieron en marcha
hacia mí, y yo los acogí y
me encogí y abracé aristas
agudas frías desprecios
y mentiras sin fin.
Y con el reloj parado,
después de tanto esperar,
me di todo el tiempo del mundo,
toda la luz del mundo y
todo el corazón del mundo
latió, una vez más, dentro y
fuera de mí.
Tu poema me gustó, y también me inspiró. Gracias.
Una sonrisa y un abrazo para ti.
Lina Ru dice:
Me da tanto gusto, ¡gracias por compartir tu poema!
Y ahora, todo es un sólo latir: el mundo con su luz y corazón, uno mismo.
Un abrazo.