Prisión de mis creencias
Anonadado,
perdido en el espacio que nos representa,
caemos al abismo de la confusión,
pretendemos colocar la justicia
en el vino añejo que perpetúa
el olor a caucho en nuestras venas,
pero no.
Así no es la justicia,
sucesor de la esperanza,
garra de la solitaria melancolía,
bandera que nos condena
a la represión,
cuando usamos nuestras medidas
para formarla.
Anonadando, paralizado por las formas
que nos definen,
cosechamos palabras vacías,
procuramos la voz de la verdad
sin comprender lo que significa,
¿Cómo formarla así?
Te digo, me defines,
me crees, te confino,
te confirmas, me retiro,
me defino, te defiendes,
te desafío, me dices,
te defino, te creo,
me confino, te retiras,
parece un juego aniñado
mientras la violencia nos endulce
la creencia de ser justos
estando ciegos de tanto golpear
la caldera de la propiedad.
Me perteneces, sí,
tanto como me atañe el sol,
te asesina la luz, sí,
tanto como me mata tanta lucidez,
me condena el tiempo, sí,
tanto como me aprisionan mis creencias
y todo se vuelve un libro cerrado
hasta el día que ha de amanecer
como cuando nunca hubo conocer,
se esté listo para volver a crear
será nuevamente creer,
pero sin tanta necedad
de ser lo que no se es,
una definición.