Soledad en el mar
tus ojos
en mi anís,
tengo el delicado deleite
en la añoranza a ti,
descubro esa cañada
perforando el silencio
de mi pronunciar,
absorto tu oleaje
me hallo,
cruce de tu tañido
con mis poros
expuestos para ti,
doncella de la soledad.
A veces, se preguntaba
el color de mi alma,
oculta bajo sonada desidia,
decide otorgar
una última incandescencia
del perfume evaporante
sobre mis pelos dormidos,
para dejarte
en omisión.
Roce de mi faz,
fuiste pez humano
viviendo las cenizas
de estos perteneceres
desconocidos,
ruin desencanto
a tanta triste canción.
Sirena nocturna
conquistaste
la sed de ti,
en tormenta
desechaste
mi franqueza
en el ahogo de mi vida,
viendo la marcha inmersa
el piélago decidió recordarme.
Vives en el desván,
diluido en negro,
sin sol,
amaranto a soledad,
prefiero tu último aroma
a vivir en ti.
Fuiste la última cuenca,
delicada regeneración
de mi corazón latiendo,
en ese respirar terminaste en mí,
huyendo de mi excluyente,
no pretendemos extender
nuestro destino,
aspiramos resurgir
de ese silencio de soledad.