Al escribir
parece que no sobresalen mis palabras
en este mundo absorbente.
Donde el rayo luminoso
desciende a alimentar al antiguo,
al que miró con pasos cortos
al marchar el tiempo,
sin alcanzar a cerrar los ojos
me convierto en las canas de mi vida.
Soy la plumilla recién comenzada,
a tinta fuerte y vista a la alza,
amor en cuidado a cada instante
que recuerdo la ilusión del campo embelesado
por rayas azuladas y blanco encontrar.
Termino el vocerío con el cántico anhelado,
sin importar el alcance, es mi alma el que revolotea,
se reviva el escuchar, al escribir.
Rafael dice:
Si no te importa y con tu permiso, te voy a seguir para leer tus poemas y escritos, pues hace tiempo que no leo algo bueno y lo tuyo sí lo es. Saludos