Mera calavera era aquella simulación
¿Te crees lo que te dicen es la “realidad”? ¿Por qué? ¿Qué te da tanta seguridad en esa versión de lo que te rodea? ¿Acaso crees que el dinero te liberará del verdugo que te ata a lo mediocre a través del poder? ¡Jamás!
Mera calavera es aquella simulación que te llevará a tu perdición si no te liberas de su desazón. Aun así, clemencia al sordo, clemencia al mudo, pero vergüenza al que se deja engañar aunque reconoce al desdén, pero escoge al desconocer por el descontrol que el comprender le traería a su proceder. Por eso su verdad vende, vende verdad por silicio y sal porque el océano se ha negado, porque se cree que a la venta está como él, como él lo está.
Ahora llueve, constante simulando, ignorando que llora en sus entrañas, arropado en arrogancia, ¡cuál libertad si atado a la materia o al pensamiento se está!
Me dijeron que nací libre, pero sólo veo cadenas mentales { si con las cadenas físicas basta, ¡porqué creamos aún más! } alrededor del todo el que me mira, con miradas duras juzgan, como si su drenada palabra fuera de más valor, pura latitud, pero nada de virtud y valentía.
Me dijeron que no había más guerra, que el dolor innombrable había terminado durante la Segunda, pero ahora { que habíamos entendido al dolor de Hiroshima y Nagasaki } me dicen que es necesaria para vivir en armonía; pero lo único que la guerra en ironía sucinta es, en la muerte, descansar en paz.
Serán no queridas sus quimeras repetidas, serán requeridas mientras en laureles dormían, serán lo que querían, pero no más porque aunque antes te creía ahora sé que mientes, aunque antes te seguía, ahora sé que no sabes, aunque antes me decías ahora sé que no oyes, aunque antes me prometías ahora sé que no cumples, antes, antes, antes, pero ahora si realmente crecí no puedo dejarte entre las mismas calaveras y simulaciones que me rodearon desde que nací. Inocente, si te prometen libertad y no te dejan ser quien eres, no les creas. Inocente, si te prometen paz y lo que ves es enojo y miedo, no les creas. Inocente, si te prometen paz y lo que te rodea es avaricia, no les creas. Inocente, si te prometen libertad y sólo te juzgan y limitan, no les creas. Inocente, que aún no sientes la crueldad del que se le olvidó la humildad de no saber de dónde se viene y a dónde se irá, les advierto que esta época de la historia como mera calavera, que pretende vida estando muerta, se enreda en simulación. {Irónico que es tal la simulación, que aún no se admitir tal.} Inocente, si despiertas y ves como el engaño desgarra, no te ahogues en la laguna de la tristeza porque eres esperanza en tiempos de un contrato social ahogado en la avaricia del que se cree con poder, eres fuerza en tiempos de un contrato vacío de luz que objetiviza y le quita el espíritu a todo lo que toca, eres el puente que hará que tus hijos puedan llegar al otro lado del abismo donde de la paz y libertad sí existe, eres la luz que les abrirá la ventana sucia a tus nietos para que no se sientan limitados por prejuicios de antaño y definiciones huecas, eres el horizonte que les dejará el camino abierto a tus bisnietos para andar en inocencia al vivir en valor, virtud y valentía, y por eso eres consciente. Y con eso haces que se le retorne la virtud y la valentía a la palabra valor. Y con ese valor se podrá aceptar la verdad tal como es ella y no como queremos que sea: tú, yo y el horizonte abierto que nos espera.