Palabras como polvos mágicos
Las palabras se disuelven como polvos mágicos en un desierto donde cada grano de arena es un pensamiento que intenta alcanzar a los demás, el viento las eleva, el viento las lleva hasta que es tiempo de callar. En sí las palabras no tienen fuerza, pero el viento que las lleva y las transforma nos toca, nos cambia y de ellas nace lo que somos: fragmentos de ideas entrelazándose con la fuerza de la conciencia. Sin ellas no entenderíamos al otro, con ellas peleamos la sombra que nos asecha y desecha hasta quedar mudos. En el silencio es donde se concreta el amor que nos convoca a hablar con las miradas que comunican un pasado que se fue y nunca volverá. Pero vuelven los recuerdos como lluvia a un desierto que da todo lo que es hasta que vuelve el viento y nos deja para que hagamos de los polvos mágicos un nuevo comenzar que intenta alcanzar a los demás.