Palacio cruel
sus recuerdos caían del cielo,
poblando mi mente del rocío,
tu aliento vaciaba en mis ojos
rojo pertenecer.
Uno se derramó en mis pies,
conocí aquel pulso hiriente,
conociendo la palabrería hechizante,
desplomé.
No contenía más lágrimas
pertenecía al secreto cruel,
ese invadido de azúcar salada,
dulce al mirarte, sal al sentirte,
tiempo después,
evaporando el lago de mi llorar.
Adiós, palacio cruel,
fingiste el amanecer
y cubierto del lóbrego deseo,
lucho por la despedida eterna,
pero aún me pregunto
¿Fuimos almas gemelas separadas
dejando el alma ahí, en el palacio cruel?
parece que sí, sigue llorando la vida sin ti.